Científicos japoneses acaban de anunciar el descubrimiento de una nueva
técnica que podría revolucionar la carrera por producir células madre
para tratamientos médicos. La técnica, descrita en la revista
Nature, consiste en someter a células adultas a un estado de estrés mediante un baño de ácido.
Hasta
ahora, se conocían dos métodos para obtener células madre. El primero
era extraerlas directamente de embriones. Este método cuenta con no
pocos detractores por las implicaciones éticas de destruir un embrión.
La segunda técnica consiste en reprogramar células adultas. Hay varias formas
de lograr esto, pero el proceso es mucho más complicado y, en muchos
casos, no se obtienen células madre completas, sino lo que se conoce
como células madre pluripotenciales inducidas o iPS, que no son tan polivalentes como las embrionarias.
El método descrito por el equipo del RIKEN Center for Developmental Biology,
en Japón parte de células adultas a las que se induce un estado de
estrés ambiental, en este caso, provocado por contacto con una sustancia
de bajo PH, o sea, ácida. Algunas células mueren, pero otras revierten
al estado de cálulas madre completas.
La
técnica es tan revolucionaria que la doctora Haruko Obokata, principal
autora del descubrimiento, ha pasado cinco años comprobando que las
células resultantes son equivalentes en versatilidad a las embrionarias.
Obokata ha bautizado a estas nuevas células como STAP (Stimulus-triggered Acquisition of Pluripotency, o Adquisición de Pluripotencia por Estimulación).
La técnica ya ha demostrado su eficacia en el desarrollo de cultivos de
tejido correspondiente a cerebro, piel, pulmones e hígado.
El
descubrimiento es importante porque permitiría reducir mucho los plazos
de tratamiento con células madre, y porque es mucho más barato. Aunque
diferentes biólogos y médicos han contrastado el estudio, y afirman que
los resultados son muy esperanzadores, la comunidad científica aún
tendrá que revisar durante un tiempo los resultados antes de su
aplicación a tratamientos médicos en humanos. [
Nature vía
New Scientist y
BBC]